Toda verdadera espiritualidad cristiana tiene como fuente de inspiración la contemplación de algún rostro de Jesús. Cada espiritualidad contempla un rostro de Jesús de Nazaret, pero El tiene una infinidad de rostros que contemplar…
El rostro de Jesús que contempla la espiritualidad de la cruz es el de Cristo Sacerdote y Víctima.
El retrato de la espiritualidad de la cruz es Cristo Sacerdote y Víctima, para que en unión con Cristo, el cristiano viva en plenitud en medio de las realidades propias de la vida del mundo, en la vida ordinaria, en la vida común y corriente, su sacerdocio bautismal.
La Espiritualidad de la Cruz enfatiza El Sacerdocio de Cristo; elemento que la caracteriza como una espiritualidad específica.Y se expresa en un símbolo rico en contenido:la Cruz del Apostolado.Símbolo Sacerdotal que expresa la salvación que Jesús realiza por medio de su entrega, la cual culmina en su muerte de cruz y es coronada por la resurrección gloriosa.
Vivir la Espiritualidad de la Cruz significa amar hasta el extremo, entregando la vida para que otros tengan vida, y la tengan en abundancia…
El lema, se expresa en el grito de salvación:
Jesús, salvador de los hombres ¡Sálvalos!
La Espiritualidad de la Cruz ilumina nuestro ser de Oblatas de Jesús Sacerdote. El matiz característico, como lo dice nuestro nombre, es el ser ofrenda constante al Padre, por la salvación de los hombres y mujeres, dando a conocer el amor que Cristo Sacerdote y Víctima ha venido a manifestar en su Cruz de salvación, es decir «Ser Mediadoras como Jesús y Ofrenda como Jesús».. .